Hoy comentamos dos novelitas que tienen algo en común: ambas son novelas negras que sus respectivos autores han colado en colecciones que no son de dicho género. Una es un sello de terror y el otro de artes marciales, pero allá que van la señora Logan y el señor Carrados a desarrollar sus clásicas tramas policíacas sin demasiado rubor. ¡Bien por ellos!
En el caso del “noir” de la señora Victoria Rododera (Horror, 24. Producciones Editoriales) – supuestamente de terror con asesino en serie,
pero ya les digo yo que no-, camina por derroteros muy de moda en esta
época (primeros de los 80) del protagonista que llega a pensar que es el asesino.
Ya sabéis, un falso auto-culpable, que tiene clásicas lagunas de memoria
precisamente en las horas y momentos de la noche en que los crímenes tienen
lugar. No os destripo nada porque, pese al oficio y buen hacer de Logan, la trama es más que predecible;
y una pena, porque se lee con mucho gusto, la prosa es muy cuidada, tiene el
clásico enredo de muchos personajes propio de la buena novela negra y, ante
todo, unos crímenes bastante sórdidos que incluyen mutilaciones de piernas,
brazos e incluso senos. A destacar también que en un momento dado el
protagonista decide irse de viaje, para despejar el cerebelo, a… ¡España! Lo
que nos brinda un par de localizaciones turísticas patrias que, obviamente, la
autora de falso nombre Logan conocía
más que bien. En general entretenida obra, si decides dejarte llevar y hacerte
el tonto sobre la identidad del verdadero culpable. Me gusta mucho también la
portada, por desgracia de autor desconocido.
En cuanto a la novela
de Carrados (¡Kiai! Héroes de las Artes Marciales, 79. Bruguera), autor que para mí se
desenvuelve muy bien en el “noir” y
la “space Opera” (en el terror ya me
resulta bastante menos grato), Luis
García Lecha nos entrega un clásico “hard-boiled”
con duro periodista detective envuelto en una noticia bomba que concierne a la
herencia de un empresario millonario, misteriosamente desaparecido años atrás.
Hay dos peleas con artes marciales en toda la trama, y una referencia a que el
protagonista se desenvuelve muy bien con las patadas voladoras y tirando “shurikens”. Por lo demás, todo son
añadidos postizos para que le aceptaran la novela en una colección enfocada al
karate, al judo y derivados, y lo que de verdad le interesa a Carrados es una
trama sucia y criminal con investigador
a prueba de bomba, prostitutas de corazón de oro (bajo generosos escotes
incitantes) y maleantes contratados para eliminar al protagonista en cualquier
momento que la trama requiera un poco de meneo. Un misterio de habitación
cerrada en torno al enigmático secuestro del millonario le da una buena salsa a
la divertida trama. Pura novelita de trama, de hecho, cosa que tampoco está
mal.