Diversión absoluta sin
ningún tipo de fronteras ni cósmicas ni científicas. “Androide Armageddon” es
un potaje de batallas espaciales, física cuántica de baratillo, romances
cuasi-imposibles y pasticheo del bueno. Os comento: Un agente temporal se
encuentra patrullando el cosmos él solito, en su nave-deportiva por así decir
(un ingenio parecido al del protagonista de “¡Sargazos!”, también de Curtis, pero aun más
todoterreno, ya que puede atravesar el cosmos), y sin comerlo ni beberlo se ve
atraído por el magnetismo de un agujero negro. Los mandos no responden y no
tiene más remedio que dejarse llevar, atravesar una dimensión espacio-temporal
y esperar su muerte en la absoluta soledad del vacío galáctico.
Pero de
repente… ¡Un galeón de los que cruzaban el mar siglos atrás aparece ante él!
Pero no uno cualquiera, sino un barco de dimensiones ciclópeas con un mascarón
de proa que es una extraña criatura de forma alienígena. Allí se encuentra con
un misterioso androide que parece apagado pero que no tardará en mostrar una
verborrea imparable. Sobre mundos en guerra, un dictador implacable, varios
mundos destruidos… ¡Y esto es solo el primer capítulo, amigos! “Androide
Armageddon” es un gozar continuo, y una clarísima versión Garland de “Star
Wars”, pero más concentrada y sin animalitos insoportables. Fugas imposibles,
lásers y fásers a toda potencia, experimentos cerebrales, un villano
megalomaníaco y un par de “deus ex machina” de los que hacen época. Pero que
bien se pasa, maldita sea.
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