Fascinantes los
artificios de birlibirloque que tenían que hacer los esforzados bolsilibreros
para colar novelas en “Selección Terror”. Si bien Lou Carrigan solía entregar
“noirs” encubiertos con una pátina macabra en esta colección (igual que
Carrados, Hare, Kane, Coretti y… en fin, casi todo el mundo), en este caso se
desmelena y nos brinda un extrañísimo cruce entre novela de espionaje con
villano megalómano, historia de aventuras en isla llena de trampas y trama de
periodistas a la caza de la noticia. ¿Pero qué ocurre? Que dichos periodistas
(un macho alfa que se autodenomina “machista”, y a mucha honra, y una rubia
explosiva ricachona) descubren que el terrorista que está provocando
explosiones controladas en diversas zonas de América queriendo traer “el reino
del infierno”, es el líder de una secta con estética demoniaca (pero sin
connotación ocultista alguna) que básicamente es un chantajista amenazador de
fallas naturales, a lo Lex Luthor.
Así pues, Ken y Barbie son secuestrados y
acaban comprobando que dicho terrorista –el mejor hallazgo de esta chorrada de
Carrigan- es un enano feísimo, cabreado con la humanidad por su falta de sexo,
sádico y tonto hasta decir basta. Un desecho humano, pionero de lo “incel”, que
quiere asesinar a todas las mujeres que se niegan a fornicar con él y, ya de
paso, a la humanidad. En su isla tiene un complejo sistema de minas llenas de
bombas por las que sus sufridas victimas van experimentando torturas,
cremaciones y explosiones controladas. Exactamente lo que él mismo espera hacer
con el mundo, siendo su solución final nada menos que… ¡activar todos los
volcanes de la tierra a la vez! Además, cuando se aburre también monta juicios
de chirigota con el inevitable veredicto de muerte para todo el mundo. Todo
esto vestido con cuernecitos y capa, amenazando con un tridente herrumbroso y
repitiendo “eh, eh ehh, ehhh EHHH…” entre saltitos y mandobles. Todo este
petardeo y la aparición en una cama de tres cadáveres requemados, son lo mejor
de este despropósito entretenidísimo. Al final la Barbie demuestra tener casi
más arrestos que el de la masculinidad tóxica, y las persecuciones en vagones
individuales de tren… ¿superan a las de Indiana Jones en “El Templo Maldito”?
Pues no. Ni falta que hace.
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Reedición, ya en Ediciones B. Con una momia que en la novela ni está ni se la espera. |
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