jueves, 4 de junio de 2020

“CADA HOMBRE EN SU TUMBA” — SILVER KANE (Servicio Secreto, 711. Bruguera)


El comienzo de esta novela del señor Ledesma, de la época en que los bolsis aun tenían unas 130 páginas (¡Ñam!), es arrebatador como pocos. De hecho se hace carambola con tres situaciones en medio de las cuales acaba entrometido el mismo personaje, un detective recto y sensible de los de antes. Ya sea por causas de fuerza mayor o por casualidad (o por retruécanos a lo Stephen Keller, que también puede ser), Riley, nuestro protagonista, asiste al momento en que sacan a una niña de una institución para mandarla a vivir con una “dickensiana” señora de posibles, a la vez que un infantil raterillo de dicho orfanato luchará como un toro y se escapará las veces que haga falta para rescatar a su amiga. Mientras tanto, una misteriosa muerte en una casa cerrada: otra señora de posibles aparece mordida por una serpiente venenosa… pero de la serpiente ni rastro. ¿Y cual es el tercer lado de este triángulo de misterios? Una guapa joven acude a la oficina del detective y le contará que le han regalado una muñeca inquietantemente parecida a una niña real, que la retrotrae a un rostro de su pasado. ¿Será aquella misma niña del orfanato? ¿Y por qué de repente la muñeca comienza a aparecer rota o herida por ciertas partes, como si alguien estuviera haciendo vudú con ella? Mucha sugerencia, mucho pulso, mucho personaje decadente. Y también humor, enigmas y atmósferas que basculan entre la mejor novela negra y el horror. Quitando un final excesivamente precipitado (que teníamos aquí más páginas para solventar la cosa mejor, leñes), un bolsilibrito lleno de pulso y encanto. Un enigma de los de antes.

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