lunes, 13 de abril de 2020

OCCULT FILES OF DR. SPEKTOR #12 (Gold Key. Febrero, 1975)


Voy leyendo por el número 12 del detective de lo oculto comiquero del gran Don Glut, y en esta entrega se transforma en licántropo y se enfrenta al mismísimo monstruo de Frankenstein por culpa de un trasunto de Fu-Manchú. Lo sé, no puede sonar mejor. Nada menos que un año de publicación y un personaje ya consolidado en esta colección algo olvidada pero mítica en la que la Gold Key (distribuida por Western Publishing) se acercó al boom de los tebeos de monstruos en esta época, los 70, que tantas alegrías nos trajo desde Warren, Marvel y otros sellos para el recuerdo. Una etapa en la que los monstruos clásicos -resucitados por el revival de los films de la Universal y por las maquetas de Aurora de dichos personajes- se cruzaron con temáticas más cercanas a la contracultura y provocaron un choque de psicodélia gótica que revitalizó a iconos como Drácula y un largo etc de momias, fantasmas y zombies de todo pelaje. 

Es la década en la que Don Glut (guionista, director de cine, documentalista, actor, músico, conservador de museo y experto en dinosaurios) comenzó a escribir sus novelas en las que trajo el monstruo de Frankenstein a la época actual, metiéndolo en todo tipo de entuertos “pulp”. Lástima que solo se tradujeron dos, con maravillosas portadas de Esteban Maroto, pero si os interesa el asunto recomiendo pillar los Omnibus en inglés con toda la saga. Diversión asegurada. Gold Key fue uno de los sellos que probó suerte en lo de los magazines de terror con este Occult Files of Dr. Spektor que le encargaron al señor Glut, el cual una vez más dio rienda suelta a su mitomanía y creó un investigador que se cruza con espectros anónimos y muertos vivientes pero también con los clásicos personajes de los que hablábamos antes. Un tebeo que contó además con un dibujo estupendo de Jesse Santos, cuya permanencia en la colección le dio una unidad de la que carecían otros títulos más repartidos en el tema artístico.
Spektor ejerce en ocasiones como archivista y horror host, pero sobre todo vive las aventuras en las que se mete debido a su afán por investigar el lado sobrenatural de la existencia. Su inseparable pareja Lakota Rainflower (Una apache, sí. Interracialidad en los tebeos setenteros) le será fiel incluso en los momentos más duros. Por ejemplo en los que Spektor se encuentra en este  número 12 de la colección, en los que va errando por esos campos de cartón piedra propios de una peli de Corman y se topa con un castillo en el que aguarda el Dr. Tong, un siniestro heredero de una dinastía china, que lleva desde joven mezclando ciencia y mágia para convertirse en el omnipotente amo del mundo, y que cuenta con una traicionera hija de nombre Lu-Sai. Sí, en efecto, a mi también me suena. 

Su idea es absorver via commutador cerebral los poderes de un ser sobrenatural, razón por la que tiene a la creación de Frankenstein allí prisionera, pero cuando su enorme y bruto asistente captura al licantrópico Spektor, el Dr. Tong decide que si con un bicho sobrenatural se puede volver un dios, con dos bichos ya puede ser la repera. Así que acabará raptándolo y propiciando un enfrentamiento con experimentos de ciencia absurda, saltos de almena en almena y un sano intercambio de puñetazos entre dos de nuestros engendros favoritos. A mi me recordó clarísimamente a la peli “Frankenstein Meets the Wolfmen” con Chaney Jr. y Lugosi. Y este número es, al igual que aquella, un divertimento para fetichistas de todas estas cuestiones.

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